El miércoles 11 de noviembre a las 15h., comenzamos el traslado del material para montar el puesto en Biocultura.

Fue una tarde intensa y no exenta de anécdotas y situaciones curiosas. Para empezar, y nada más terminar de cargar nuestras bicis e iniciar la marcha, a la altura de Callao, un grupo de policías municipales nos abordan para interesarse por el traslado y mostrar sus dudas en relación a la forma en que llevábamos los objetos. Con ánimo constructivo y durante casi un cuarto de hora, estuvimos intercambiando opiniones al respecto y sobre la circulación general de bicicletas.

Terminada esta animada charla, proseguimos la marcha por la Gran Vía con la mirada curiosa de numerosos paseantes y conductores. Cogimos Hortaleza, Alonso Martínez, Eduardo Dato, Juan Bravo… Durante todo el trayecto hubo las situaciones típicas que nos encontramos a diario: coches en segunda fila, adelantamientos sin guardar la debida distancia de seguridad, gritos de ánimo, etc. Curiosamente, a Fernando, que era quien llevaba el mostrador, los coches le tenían especial cuidado, no sea que los “hierros” que arrastraba rallaran sus hermosas carrocerías. Bajamos por Martínez Izquierdo, luego Donostiarra y José de Hierro para cruzar Arturo Soria y tomar la acera bici de López de Aranda. A la hora que pasamos, cerca de las 17h. coincidía con la salida de alumn@s del colegio Nuevo Equipo y, como es tristemente habitual, estaba totalmente ocupada por coches aparcados (subidas las 4 ruedas). La situación era tan increíble que hasta el conductor de autobús que estaba atascado a nuestro lado nos dijo que hay veces que los coches le adelantan por la acera bici. Sobran las palabras.

Seguimos la marcha internándonos en el barrio de Suances. Después de dejar de lado la Quinta de los Molinos, tomamos el puente que cruza la A-2 para ya bajar por la Avda. de los Andes, derechos al Ifema. Ya en la entrada, como cabía suponer, el guardia de seguridad nos dice que no podemos entrar. Teníamos que rodear todo el complejo y acceder por una entrada lateral. Una vez llegados allí, paramos frente a la barrera y un guardia de seguridad nos indica que debemos proseguir el
camino bajados de la bici. Sin querer entrar en razonamientos ya que hay personas con las que no merece la pena, nos bajamos de la bici e hicimos este último trayecto andando con nuestras bicis cargadas, eso sí, compartiendo la calle con coches, furgonetas y algún camión circulando. La norma es la norma, por muy absurda que sea.

Ya en el puesto, nos pusimos manos a la obra: descargamos las cosas, colgamos las pancartas, pegamos los carteles, ordenamos la documentación, recogimos las acreditaciones… y listo. Ya tenemos puesto: el número 766 – OS ESPERAMOS.

Próximamente publicaremos un vídeo de este traslado. Os lo recomendamos.