Bicicla convoca bicicletada (con paella incluida) el miércoles 29 de junio, (11:30 Acueducto) en apoyo a las medidas que se están implantando

Al igual que muchas otras ciudades, Segovia ha empezado a dar pasos a favor de la bicicleta, pero se está encontrando con las típicas resistencias de quien, o bien siente pánico a los cambios o quiere preservar sus propios privilegios.
Esto, que es normal y que se solventa con información, aire fresco y responsabilidad, se está utilizando para arremeter políticamente contra una serie de medidas que está implementando el Ayuntamiento que, aunque tímidas y mejorables, (Once dudas sobre el nuevo y polémico carril bici de Segovia) van en el sentido de crear condiciones para facilitar el camino hacia una movilidad más limpia, justa y accesible.
Bicicla, asociación compañera nuestra, perteneciente a ConBici, es, junto con la Asamblea Segovia por el Clima, una de las defensoras de estas actuaciones que contaron con el apoyo del grupo socialista e Izquierda Unida y la dura oposición del Partido Popular. Un rechazo que se sustenta sobre la base de uno de tantos prejuicios que aún se tiene sobre la bici: Segovia no es una ciudad para la bici o que no tiene una cultura de la bici como ocurre en otras ciudades europeas. Ante estas afirmaciones, Roberto Segovia, portavoz de Bicicla, recuerda: Claro, es una ciudad medieval para carros y caballos pero las cosas han cambiado, para coches tampoco es y muestra una confianza acorde al signo de los tiempos: Pasará como con la prohibición de fumar en los bares, que al final se ha aceptado como algo bueno.

De poco sirve la experiencia exitosa de cientos de ciudades que emprendieron ya este camino hace 1, 10, 30 y hasta 50 años. Ninguna ciudad de las que decimos que tienen cultura ciclista la ha tenido desde siempre. En este vídeo podéis ver la evolución de Ámsterdam y comprobar cómo era esta ciudad antes de tener lo que llaman cultura ciclista o estar preparada o pensada para la bici. Claramente, Ámsterdam no era una ciudad para la bici.
Y es que los prejuicios, no por antiguos son menos actuales. Aquí podéis verlos recopilados, junto con una interesante bibliografía. En esta web reconoceremos las típicas opiniones e intervenciones políticas que se hacen hoy en día en Segovia y en otros tantos lugares. Y es que es una anomalía política no reconocer el contexto actual y seguir defendiendo con argumentos del siglo pasado, un modelo de transporte que ha demostrado sus graves consecuencias y ha sido ampliamente superado.
Tampoco parecen suficientes las recomendaciones de la ONU de promover el desarrollo de la bicicleta, su potencial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible o el Acuerdo de París de reducir un 45 % las emisiones de Efecto Invernadero en 2030 para lograr la neutralidad climática en 2050. Ni siquiera, parece preocupar las graves consecuencias que tiene para la salud la contaminación o la gravísima crisis energética y coste de los carburantes a causa de la guerra.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) ofrecer una infraestructura segura para las actividades físicas, como cambiar o andar en bicicleta, es el camino para alcanzar una mayor equidad en materia de salud. No es de extrañar, por todo ello, que la misma Asamblea General de la ONU con el objeto de llamar la atención y alentar el desarrollo ciclista, haya declarado Día Mundial de la Bicicleta, el 3 de junio y que por fin, España cuente, después de muchos años y de trabajo intenso de ConBici, de un Plan Estratégico de la Bicicleta.
Por otro lado, y ya en el plano económico, los costes asociados a la congestión, siniestralidad, contaminación del aire, emisión de ruidos, cambio climático, dependencia energética, etc., del sector del transporte, no son imputados a aquellos que desarrollan la actividad del transporte y por lo tanto, no son tenidos en cuenta por los mismos a la hora de decidir un desplazamiento. Más bien, los costes acaban siendo sufridos y sufragados por la sociedad en general. Son los llamados costes externos que la Unión Europea cifra en un billón de euros (7 % del PIB de la UE). De ahí que cuando hablamos de infraestructuras ciclistas, estamos hablando de una inversión amortizable en poco tiempo -5 años en el caso de Copenhague- gracias a la reducción de estos costes. Por ejemplo, en Ámsterdam, el coste por cada Km recorrido en coche es de 0,37 € mientras que el beneficio de hacerlo en bicicleta es de 0,68 € o en Vancouver donde desplazarse 5 K. en coche cuesta a la sociedad 2,79 $ mientras que si se hace en bicicleta el ahorro es de 0,75 $.
Evidentemente, esto tiene su reflejo en las economías familiares ya que el coste anual de utilizar el auto es de 8.500 € frente a los 300 € de una bicicleta, lo que tiene su efecto positivo en el comercio local con un incremento de las ventas, ya que, quienes usan la bicicleta gastan más en otras partidas -argumento muy recurrente de determinados sectores sociales para oponerse a la bicicleta y que queda rápidamente rebatido nada más ciclopeatonalizarse la zona-.
Una buena promoción de la bicicleta es aquella que consigue traspasar viajes del coche a la bicicleta haciendo de ella, junto a los desplazamientos a pie y en transporte público, un medio habitual de transporte y pilar de la movilidad sostenible. Esa cotidianeidad ciclista es, entre otras actuaciones, la que va desplazando al coche hacia zonas de menor impacto en su necesidad de aparcamiento ya que pasa a ser un vehículo ocasional. Así, deja de ser una necesidad perentoria dotar de plazas de estacionamiento en todas las calles e incluso disponer un coche en propiedad, tendencia generalizada en los últimos años. No obstante, aunque la diversidad de la bicicleta es muy alta y por tanto muy accesible, incluso para personas con movilidad reducida, hay casos concretos en los que sería un vehículo motorizado el que satisfaría la necesidad de desplazamiento. Por eso la conveniencia de primar aquellas modalidades más eficientes en la ocupación del espacio público (a pie, en bici y en TP) frente aquellas otras que no lo son (coche).
Pero parece que estas evidencias son ajenas y generan desinterés en algunas opciones políticas. Como dice el manifiesto de Bicicla, desde el Ayuntamiento se han celebrado varias reuniones para explicar el plan ciclista de Segovia. Lejos de participar en ellas para dotarlo de un mayor presupuesto o mejorar la seguridad, continuidad y accesibilidad de los itinerarios ciclistas propuestos, ha sido todo lo contrario: Los que estaban en contra, no proponían ninguna alternativa, únicamente, que no se hiciera y algunas de las sesiones para informar y resolver dudas, apenas acudió gente implicada.
Por todo ello, Bicicla convoca el miércoles 29 de junio, fiesta local, una gran bicicletada con paella incluida, a fin de recordar la necesidad de una movilidad del siglo XXI, afianzar la apuesta del ayuntamiento por la bici e invitar al resto de fuerzas políticas a que se sumen, para hacer de Segovia una ciudad respetuosa y que de respuestas a los actuales desafíos climáticos y de salud pública.
Si estás en Segovia o puedes estarlo, no lo dudes. Además de reivindicar la movilidad en bici, disfrutarás de la fiesta y la buena compañía.